En distintos países del mundo, empresas y gobiernos están haciendo pruebas de la jornada laboral de cuatro días, con resultados que comprueban que trabajar más no siempre significa producir más.
Las pruebas piloto implementadas en economías como Reino Unido, España, Japón o Australia muestran que acortar la semana laboral mantiene la productividad, incluso puede mejorarla.
Al mismo tiempo, los trabajadores reportan mayor bienestar, menos estrés y una mejor calidad de vida.
4 Day Week Global, la organización detrás de los experimentos
Los programas impulsados por la organización 4 Day Week Global han mostrado resultados consistentes: cuando se reduce el tiempo de trabajo sin disminuir el salario, las empresas logran mantener, e incluso superar, su nivel de rendimiento.
De hecho, el 92 % de las empresas que participaron en estas pruebas decidieron conservar el esquema tras el periodo de evaluación. Las razones principales: mayor eficiencia, satisfacción del personal y retención de talento.

Productividad no es trabajar más, sino trabajar mejor
Una de las conclusiones más sólidas de los ensayos internacionales es que las horas extra no siempre equivalen a eficiencia. En muchos casos, una parte importante de la jornada se diluye entre interrupciones, reuniones innecesarias y tareas de poco valor.
De acuerdo con datos citados por 4 Day Week Global, alrededor del 41% del tiempo laboral se desperdicia en actividades improductivas. Es decir, casi la mitad del día no genera impacto real ni para la empresa ni para los empleados.
Para Karen Lowe, co-directora ejecutiva de la organización, el cambio no consiste en trabajar menos, sino en usar mejor el tiempo:
“Una semana laboral de cuatro días no socava la productividad, la mejora. Al reducir el tiempo improductivo y enfocar los esfuerzos en las tareas realmente importantes, las empresas crean condiciones donde menos realmente rinde más”.
Reducir la jornada, entonces, se convierte en una oportunidad para rediseñar procesos, eliminar lo innecesario y construir una cultura laboral enfocada en resultados, no en horas.
Bienestar y salud: nuevos indicadores de éxito laboral
Más allá del rendimiento económico, la evidencia apunta a beneficios contundentes en la salud física y mental de los trabajadores.
Una investigación de Boston College reveló que el 70 % de los empleados que participaron en programas piloto reportaron menor agotamiento, y el 40 % percibió mejoras en su salud mental.
Este tipo de resultados refleja una tendencia creciente: el bienestar es un componente base de la productividad, no un efecto secundario.
- Cuando las personas tienen más tiempo para descansar, convivir o realizar actividades personales, regresan al trabajo más concentradas y motivadas.
- Además, las empresas que implementan jornadas reducidas han visto disminuir la rotación de personal, lo que se traduce en menor gasto en reclutamiento y capacitación.
- En los sectores donde el talento calificado es cada vez más difícil de retener, esto representa una ventaja importante.

El reto organizacional: rediseñar la cultura de trabajo
Implementar una semana laboral de cuatro días no significa simplemente recortar horas, la organización propone replantear su forma de trabajar, ajustar procesos y establecer nuevas prioridades.
Entre las medidas más comunes están:
- Reducir el número y duración de las reuniones.
- Priorizar el trabajo por objetivos.
- Automatizar tareas repetitivas mediante herramientas digitales.
- Reforzar la planificación semanal y la comunicación interna.
La experiencia internacional demuestra que la clave está en la participación activa de los equipos. Cuando los colaboradores ayudan a definir cómo reorganizar el tiempo, el cambio se consolida más rápido y con mayor compromiso.
Sin embargo, los especialistas señalan que doptar este modelo requiere planeación, liderazgo y apertura al aprendizaje. No es una medida improvisada, sino una transición que puede tardar meses en perfeccionarse.
Menos tiempo, mismo salario: una fórmula clave
Una característica esencial de las pruebas exitosas ha sido mantener el 100 % del salario, de acuerdo con lo que ha publicado la organización 4 Day Week Global.
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la reducción de horas no debe implicar una reducción del ingreso, pues esto pondría en riesgo el equilibrio y la sostenibilidad del modelo.
El esquema más popular, conocido como 100-80-100, se basa en una fórmula sencilla:
- 100 % del salario,
- 80 % del tiempo,
- Compromiso de mantener 100 % de la productividad.
Las empresas que han aplicado esta ecuación aseguran que funciona, siempre que haya disciplina, comunicación y un rediseño inteligente del flujo de trabajo.
Impacto económico y social
Más allá del ámbito laboral, una semana laboral reducida podría tener efectos positivos en la economía y la sociedad, de acuerdo con los impulsores de este movimiento.
Un día libre adicional podría incentivar el consumo local, aumentar la participación en actividades culturales o familiares y reducir los costos asociados al transporte o cuidado infantil.
También podría contribuir a disminuir los riesgos psicosociales y los gastos relacionados con enfermedades derivadas del estrés o el exceso de trabajo, mejorando así la productividad nacional.
No obstante, los expertos advierten que el modelo no puede aplicarse de forma uniforme. Sectores como manufactura, salud o comercio requieren adaptaciones específicas o esquemas híbridos que permitan mantener la operación continua.
Hacia un nuevo paradigma laboral
La reducción de la jornada laboral es un cambio que desafía la idea de que el éxito depende de las horas invertidas y pone en el centro valores como la eficiencia, la innovación y la calidad de vida.
Diversos gobiernos ya analizan cómo adecuar sus marcos normativos para facilitar la adopción del modelo. España, por ejemplo, lanzó programas de apoyo a empresas que experimentan con jornadas reducidas, mientras que en Reino Unido los resultados de las pruebas han abierto la puerta a una discusión más amplia sobre el futuro laboral.
Ante una tendencia de mayor estrés en los trabajadores, trabajar menos para rendir más parece ser una alternativa viable para construir entornos más productivos y humanos.
Nuevas reglas para el trabajo del Siglo XXI
Por todo lo que propone el movimiento, reducir la jornada laboral no es solo un cambio en el calendario; conlleva una transformación cultural que redefine cómo entendemos el valor del tiempo y el éxito en el mundo laboral.
Menos horas no significan menos compromiso, sino una nueva manera de medir la productividad, donde la calidad, el bienestar y la sostenibilidad ocupen el centro de la ecuación.